martes, 19 de julio de 2011

¡Los benditos comentarios!

Ah... Nada, de verdad, nada me gusta leer más que los comentarios en las notas. Creo que algo de lo que me molestaba más cuando inicié en esto del periodismo digital era que en la página de La Crónica de Hoy no teníamos la opción para que los lectores dejaran sus opiniones, comentarios, sentimientos, mentadas de madre, etc. Sí, lamenté por mucho tiempo que no dejaramos que los lectores se explayaran al final del texto a su gusto.

Sin embargo, luego, al trabajar en otras páginas, me di cuenta de la censura que muchos sistemas automáticamente aplican a esos sentimientos que la gente -la mayoría de las veces bajo seudónimos- expresa abiertamente sobre el tema tratado o sobre el autor. Claro que leer improperios no es lo que nos deje con mejor sabor de boca a quienes escribimos, me pregunto qué pensaran algunos columnistas que aparecen en televisión y que han sido etiquetados bajo una filiación política sobre las palabras altisonantes en sus columnas, de hecho creo que nunca he leído a uno de ellos desafiando un debate en los comentarios.

A pesar de ser duros, rudos, sarcásticos, violentos, amenazantes... sin duda los comentarios en las notas es una gran forma de observar cómo piensa el lector. Es por eso que prohibirlos, reducirlos, censurarlos, bloquearlos o filtrarlos es un ataque a quienes nos hacen el favor de leernos. Si un lector no coincide con el autor está en todo su derecho de expresarlo; pero también está en todo su derecho de coincidir y de felicitar a quien escribe. La dinámica comunicativa se cumple cuando se está o no de acuerdo con el emisor. Es decir, al opinar se ejerce un ejercicio de pensamiento, el cual es muy útil, valioso y necesario en nuestros tiempos.

Una opción para hacer que nuestros usuarios opinen identificándose es utilizar aplicaciones para hacerlo desde nuestros Facebook o Twitter.

¡Qué vivan los comentarios!

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